Desde principios de mes se está viviendo en Turquía una escalada de represión policial que parece no tener cuartel. Lo que empezó como la típica sentada pacífica de unos ecologistas para salvar uno de los últimos espacios verdes en el centro de Estambul ha terminado convirtiéndose en una oleada de protestas en las principales ciudades del país que ya se han cobrado cuatro vidas y la cifra de heridos se cuenta ya en miles y subiendo. Unas protestas que han canalizado el malestar de una parte de la sociedad que se siente excluida e incluso amenaza por las nuevas medidas del gobierno del partido AKP (Partido de Justicia y Desarrollo) que actualmente ostenta el poder en Turquía.