Aquellos términos que coronan casi todas las constituciones políticas que se precien, aquellas de todos los hombres nacen iguales no dejan de ser arte de trilero. O se les ha olvidado de agregar que, después de dar el primer berrido, ya somos diferentes: a algunos los visten de puntillas a otros con harapos.
Aquellos términos que coronan casi todas las constituciones políticas que se precien, aquellas de todos los hombres nacen iguales no dejan de ser arte de trilero. O se les ha olvidado de agregar que, después de dar el primer berrido, ya somos diferentes: a algunos los visten de puntillas a otros con harapos.
Determinar las causas que diferencian a un trabajador que sólo cuenta con su fuerza de trabajo para hacer frente a la vida, de un burgués propietario de los medios de producción, es el primer paso para comprender las causas profundas que mueven al capitalismo, eso que Albert Einstein denominó la fase depredadora del desarrollo humano.
En primer término debemos referirnos a la causa profunda y fundamental, la explotación de los trabajadores por parte de los sectores burgueses. Pero esta, con ser la principal causa no es, ni mucho menos, la única. El sistema de herencia, como medio de perpetuación del sistema y de su clase dominante, es otro elemento determinante, como también lo es lasubyugación de la mujer dentro del sistema social y productivo.
El desempleo o las situaciones de enfermedad o vejez, constituyen otras dos fuentes de desigualdades. Y dejamos para último término un hecho que parece secundario pero que suele señalarse como estigma por parte de las clases dominantes: las diferencias que hay, sin entrar a profundizar en el análisis, de destrezas y capacidades entre los seres humanos. Comenzaremos en esta entrada a referirnos a la primera y fundamental causa de la desigualdad, la explotación.
Explotar.
3. Utilizar en provecho propio, por lo general de un modo abusivo, las cualidades o sentimientos de una persona, de un suceso o de una circunstancia cualquiera.
Diccionario de la Lengua Española
Así de simple, el fuerte se aprovecha del débil. En relaciones de trabajo hablamos de explotación toda vez que eltrabajador no recibe el valor de la mercancía que produce. Cuando un trabajador necesita, pongamos, 10 horas para producir un objeto determinado, debería poder conseguir obtener otros objetos que también hayan costado 10 horas producirlo. De esta manera, con una semana de trabajo, el trabajador debería conseguir aquellos bienes precisos para cubrir sus necesidades.
El patrón que determina tanto el precio de las cosas como del salario que debe cobrar el trabajador se calcula entonces por la cantidad de horas de trabajo necesarias en su producción. Esto es lo que sucede en una producción socializada.
Pero esto no ocurre en un sistema basado en un patrón diferente, el capitalista, que por el poder que le confiere lapropiedad privada de los medios de producción, permite determinar arbitrariamente el precio de los objetos de su producción, usando el patrón moneda para su tasación. El patrón capitalista se basa en retener parte de la producción del trabajador en beneficio de sus propios intereses.
Estudios realizados en 1983 por la Oficina Central de Estadística de Gran Bretaña, llevan a concluir que la masa productiva, es decir, el conjunto de trabajadores del país cobran sólo el 53% del lo producido. Para sí mismo, los trabajadores trabajan 32 minutos de cada hora, mientras dejan al dueño de los medios de producción, los 28 minutos restantes. Este importe irá a parar en parte a las arcas del estado mara mantener el aparato del mismo, pero muchos de esos minutos quedarán en el bolsillo del propietario, para su propio beneficio.
Reconociendo que la mayoría de propiedad de las empresas está parcela en accionistas, es interesante hacer un segundo análisis: el 80% de la población es dueña de algo menos del 4% de las acciones. Dicho con claridad, el 20% de la población es propietaria del 96% de los medios productivos. Y esto es Gran Bretaña.
Este texto fue publicado el 24 de septiembre de 2012 en el blog Una nueva izquierda