La lucha antifascista en Siria.
Simón Bolívar, ni lo uno ni lo otro.
Si hay una violencia justa, es aquella que se emplea
en hacer a los hombres buenos y, por consiguiente,
felices; y no hay libertad legítima sino cuando ésta se
dirige a honrar a la humanidad y perfeccionar su suerte
Simón Bolívar
Alerta…alerta…alerta que camina…
La espada de Bolívar por la América Latinal.
Simón Bolívar
Bolívar, como los grandes héroes, murió pobre y abandonado. Nadie se acordaba de él y de su obra, la independencia de más de la mitad de Sudamérica, cuando murió rodeado sólo de unos pocos amigos en una plantación de San Pedro Alejandrino, a las afuera de Santa Marta (Colombia). Cuando su médico le comunicó la imposibilidad de salvarlo, pronunció aquella extraordinaria frase, que le sirvió a Gabriel García Márquez[1] para describir sus últimas horas: “¿Y ahora, cómo salgo yo de este laberinto?”.